viernes, 24 de febrero de 2012

Abrojo (Tribulus terrestris)




El abrojo es una hierba perteneciente a la familiade las zigofiláceas.
Se caracteriza fundamentalmente por arrastrar sus ramas por el suelo, las cuales pueden alcanzar hasta un metro de longitud.
Las hojas se hallan enfrentadas y se componen de cinco a ocho pares de hojuelas.
Las flores son pequeñas y el fruto seco.
Es una planta tan vellosa que en ocasiones toma un aspecto blanquecino.
Se cría en bordes de caminos, zonas de mucho escombro y en general sitios incultos de toda la Península bérica.
El abrojo florece en primavera y verano, más o menos a partir de mediados de abril.
Con fines terapéuticos se recolectan las partes aéreas, lo que debe hacerse cuando los frutos hayan madurado.
Los frutos contienen una sustancia de naturaleza glucósida, todavía no muy bien definida.
Además, en toda la planta podemos encontrar saponinas esteroídicas.
El resto de componentes de esta hierba no se conoce por el momento, aunque tampoco interesa saber más, ya que esta planta puede resultar tóxica a dosis medias por la presencia de las saponinas que antes mencionábamos; por tanto, su administración debe estar muy controlada y hay que recordar asimismo que se debe prescribir a dosis bajas.
Popularmente el abrojo se ha utilizado como analgésico moderado, diurético y espasmolítico por vía interna y astringente por vía externa.
En algunas zonas se le atribuyen además propiedades como hipotensor, es decir, que reduce la tensión  arterial.
En cuanto a sus frutos, se utilizan como tónicos y en algunos sitios se emplean como astringentes en hemorragias y disentería.
Pero no hay que olvidar que en toda la planta se hallan las saponinas esteroídicas, tóxicas a dosis altas.
Por tanto, no debe emplearse si no es por prescripción del médico.

Usos medicinales

- Infusión. Partimos de las partes aéreas de la planta.

Se toma una cucharadita pequeña de la misma y se añade una taza de agua hirviendo.

La dosis usual es de 2 a 3 tazas al día.

- Decocción. Es más popular preparar una decocción al 2-4%, o una maceración al 2%, tomando 11/4 l. al día en ayunas.

- Uso externo. En forma de lavados, compresas o fricciones, se emplea la decocción sobre heridas aftas o eccemas.

Analgésico. Diurético. Hipotensor

miércoles, 22 de febrero de 2012

Abeto (Abies alba)




El abeto es un árbol de gran porte que puede llegar a alcanzar los 60 metros de altura; de tronco recto y  corteza relativamente lisa, grisácea, con la copa piramidal, se mantiene verde todo el año.
Las ramas las tiene ordenadas por pisos, extendidas.
El abeto tiene flores machos y hembras, pero sobre el mismo pie.
Forma piñas rollizas, de no más de 5 cm. de anchura, prolongadas y erguidas sobre las ramas, con las  escamas que recubren las semillas.
Estas piñas no se desprenden del árbol, como hacen las de los pinos, sino que se descomponen en las ramas después de madurar y van soltando piñones y escamas, dejando así pelado el eje de la piña.
Se cría formando abetales en la mayor parte del Pirineo, sobre todo en sus vertientes más septentrionales.
Florece en primavera y las piñas maduran durante el otoño siguiente.
De la recolección interesan yemas, hojas,corteza y resinas.
De las yemas se saca una resina y una esencia compuesta de limoneno y pineno.
De las hojas obtenemos glucósidos, piceina y también una esencia.
En la corteza encontramos celulosa, minerales y taninos.
Y por último en la resina tenemos el compuesto más característico de este árbol, que es la esencia de  trementina: ésta se acumula en lagunas o vejigas corticales durante la primavera y el otoño; se presenta líquida y, aunque viscosa, es casi tan fluida como el aceite.
Destilando esta trementina -generalmente en vapor de agua a temperatura no demasiado elevada se obtiene la esencia, además de otros compuestos.
La trementina de abeto ha gozado siempre de mucha fama entre las gentes de pueblo.
Tiene propiedades balsámicas, expectorantes y antisépticas de las vías respiratorias y urinarias.
En uso externo es rubefaciente, es decir, que aplicado sobre la piel la enrojece e inflama, aprovechándose esta virtud para aplicar sobre ella otros medicamentos que penetren mejor en la piel.
Hay que recordar que, al tratarse de una esencia, se deben guardar las debidas precauciones por la posible aparición de irritaciones y alergias.


Usos medicinales

- Infusión. A partir de las yemas o de las hojas.

- Tintura. De 10 a 20 gotas de la tintura, tres veces al día.

- Extractos. Se pueden encontrar tanto el extracto seco como el fluido, y ambos tienen idéntico uso. Además se puede usar de forma externa en baños, inhalaciones, linimentos, ungüentos o emplastos.

Balsámico. Antiséptico. Rubefaciente.

Abedul (Betula verrucosa)



Se trata de un árbol conocido desde culturas arcaicas, si bien hasta entrado el siglo XII no se le atribuyeron propiedades curativas pues con anterioridad solo se aprovechaba su madera.
Puede llegar a alcanzar los treinta metros de altura; la corteza tiene un tono blanquecino plateado.
Podemos encontrar ejemplares de este árbol en casi todo el norte de España así como en algunas zonas altas por encima de los 1000 metros respecto al nivel del mar de la mitad sur de la Península.
En Portugal, curiosamente, se cultiva a una altura más baja.
Las ramas jóvenes tienden a encontrarse caídas, penduleantes, con un extremo que presenta unas verrugosidades que las hacen ásperas al tacto y a las que debe el nombre latino de "Betula verrucosa". Dentro del mismo árbol encontramos flores masculinas y flores femeninas, separadas y bien diferenciadas; son de un color verde amarillento y curiosamente la floración se produce antes de salir las hojas, en los meses de abril y mayo, pudiéndose observar unos amentos masculinos que, tras cumplir la misión polinizadora, caen al suelo; los femeninos, por su parte, se conservan para formar los frutos.
La recolección se efectúa en los meses de primavera, recogiendo las hojas- que es la parte a utilizar  y procediendo a efectuar el secado a la sombra, por debajo de los 40ºC y en lugares bien ventilados.
Se emplea prácticamente toda la planta: la flor, la savia, la yema, las hojas y la corteza de las ramas jóvenes.
En las hojas encontramos gran cantidad de flavonoides (como la miricitrina) que son los responsables de su marcada acción diurética, empleándose en casos de afecciones urinarias como cistitis, pielonefritis, litiasis, oliguria e hidropesía.
Si nos fijamos detenidamente en las hojas, observaremos la presencia de aceites esenciales; un ejemplo es el betulinol, que contiene una cierta acción febrífuga por lo que su empleo como antitérmico da buenos resultados.
La esencia de por sí actúa como antiséptico y cicatrizante, por lo que se puede emplear en determinados tipos de infecciones.
El principio aromático de esta esencia es el ácido betulábico.
En la corteza encontramos taninos, cuya proporción puede variar entre el 10 y el 20 % y que le confiere acción astringente y colerética, empleándose en disquinesias biliares.
La savia tiene acción diurética y antirreumática, por lo que se utiliza en procesos de gota y reumatismo.

Uso medicinal

- Infusión de las hojas. Se añaden 35 gramos de hojas a un litro de agua, dejándolas en contacto con el agua hervida y fuera del fuego durante diez minutos; al alcanzar los 40ºC se añade un gramo de bicarbonato  sódico, aumentando así su efectividad.

Se pueden tomar un total de tres tazas al día.

Antiséptico. Diurético. Astringente